Maurits Cornelis
Olympista de renombre
Hacía tiempo que tenía ganas de visitar las Minas de Río Tinto... y la verdad es que no me han decepcionado. Más bien me he quedado con ganas de más. Con ganas de hacer alguna ruta a pie por la zona, que seguro que merece la pena y mucho. Para que os hagáis una idea, he traído aquellas fotos que me han parecido más llamativas de las que pude sacar durante un pequeño trayecto en el tren que hacía la ruta desde las minas hasta el puerto de Huelva, donde cargaban el cobre para vender. Pero primero...
Vamos a contextualizar. La cuenca del río está rodeada de yacimientos minerales (fundamentalmente cobre, oro, plata y hierro) que se han explotado desde la antigüedad (íberos, romanos, musulmanes...) y que alcanzó su máximo auge en el siglo XIX y principios del XX gracias a la explotación e industrialización por parte de empresas inglesas (que además, nos trajeron el fútbol, con lo que nos podemos dar por satisfechos con el intercambio ). El Río Tinto tiene un peculiar color rojizo otorgado por los metales pesados disueltos en él (principalmente el hierro). Además tiene un marcado carácter ácido (pH < 2, indicar que el pH del vinagre es superior a 2,5), lo que hace imposible la vida en su seno. ¿Imposible? Bueno, al menos eso es lo que se pensaba hasta hace unos años, en los que tanto el color como la acidez eran atribuidas a la contaminación por las explotaciones mineras. Entonces se descubrió que en el río habita una bactería (Acidithiobacillus ferrooxidans) que tiene la peculiaridad de obtener energía de la metabolización del hierro y el azufre de las rocas, excretando sales solubes de hierro y ácido sulfúrico, lo que provocan la coloración y la acidez del agua del río . Actualmente, la NASA se encuentra investigando la vida en el Río Tinto, por considerar que puede tener similitudes con la vida (actual o pasada) que pudiera encontrarse en el planeta Marte, si fuera el caso.
Bueno, dejo el rollo y voy a por las fotos:
Aquí un tramo del cauce del río en el que se aprecia claramente su peculiar tono rojizo.
Otro tramo del río, en el que se aprecia cómo no crece nada en sus orillas.
El rio en primer plano. Se puede ver como, a pesar de su tono rojizo, sus aguas son muy transparentes al no tener partículas en suspensión.
En algunas zonas del río, especialmente aquellas que parecen algo estancadas, se aprecia un tono verdoso, como si las algas estuvieran abriéndose un hueco en este inhóspito hábitat.
Otro tramo del río. En esta ocasión se aprecia claramente el azufre precipitado, que da ese color amarillo a las rocas bañadas por las aguas tintas, dando un curioso contraste de colores.
Por supuesto, se pueden ver las antiguas instalaciones completamente abandonadas a su suerte. Vagones oxidados, construcciones derruidas, escombros abandonados, zonas inundadas...
Y muchos restos de locomotoras, vagones, grúas, etc. oxidándose a la intemperie.
Actualmente se están restaurando aquellas máquinas que todavía se pueden recuperar y una vez al mes se puede realizar el viaje con la locomotora a vapor más antigua que todavía está en funcionamiento en España.
También es altamente recomendable la visita al museo minero en Minas de Río Tinto y visitar alguna de las minas a cielo abierto que están abiertas al público.
P.D.: pero no vayáis como yo en agosto, dejadlo para cuando el clima sea más clemente.
Vamos a contextualizar. La cuenca del río está rodeada de yacimientos minerales (fundamentalmente cobre, oro, plata y hierro) que se han explotado desde la antigüedad (íberos, romanos, musulmanes...) y que alcanzó su máximo auge en el siglo XIX y principios del XX gracias a la explotación e industrialización por parte de empresas inglesas (que además, nos trajeron el fútbol, con lo que nos podemos dar por satisfechos con el intercambio ). El Río Tinto tiene un peculiar color rojizo otorgado por los metales pesados disueltos en él (principalmente el hierro). Además tiene un marcado carácter ácido (pH < 2, indicar que el pH del vinagre es superior a 2,5), lo que hace imposible la vida en su seno. ¿Imposible? Bueno, al menos eso es lo que se pensaba hasta hace unos años, en los que tanto el color como la acidez eran atribuidas a la contaminación por las explotaciones mineras. Entonces se descubrió que en el río habita una bactería (Acidithiobacillus ferrooxidans) que tiene la peculiaridad de obtener energía de la metabolización del hierro y el azufre de las rocas, excretando sales solubes de hierro y ácido sulfúrico, lo que provocan la coloración y la acidez del agua del río . Actualmente, la NASA se encuentra investigando la vida en el Río Tinto, por considerar que puede tener similitudes con la vida (actual o pasada) que pudiera encontrarse en el planeta Marte, si fuera el caso.
Bueno, dejo el rollo y voy a por las fotos:
Aquí un tramo del cauce del río en el que se aprecia claramente su peculiar tono rojizo.
Otro tramo del río, en el que se aprecia cómo no crece nada en sus orillas.
El rio en primer plano. Se puede ver como, a pesar de su tono rojizo, sus aguas son muy transparentes al no tener partículas en suspensión.
En algunas zonas del río, especialmente aquellas que parecen algo estancadas, se aprecia un tono verdoso, como si las algas estuvieran abriéndose un hueco en este inhóspito hábitat.
Otro tramo del río. En esta ocasión se aprecia claramente el azufre precipitado, que da ese color amarillo a las rocas bañadas por las aguas tintas, dando un curioso contraste de colores.
Por supuesto, se pueden ver las antiguas instalaciones completamente abandonadas a su suerte. Vagones oxidados, construcciones derruidas, escombros abandonados, zonas inundadas...
Y muchos restos de locomotoras, vagones, grúas, etc. oxidándose a la intemperie.
Actualmente se están restaurando aquellas máquinas que todavía se pueden recuperar y una vez al mes se puede realizar el viaje con la locomotora a vapor más antigua que todavía está en funcionamiento en España.
También es altamente recomendable la visita al museo minero en Minas de Río Tinto y visitar alguna de las minas a cielo abierto que están abiertas al público.
P.D.: pero no vayáis como yo en agosto, dejadlo para cuando el clima sea más clemente.