Aunque Llanes es famosa por sus playas y su ambiente de veraneo bullicioso, apenas unos pocos kilómetros tierra adentro se puede encontrar uno con parajes que rebosan de tranquilidad y calma rural. Es el caso del valle de Ardisana, un precioso paraje para perderse por sus caminos. Entre ellos, está una ruta conocida como el Camín encantau, un recorrido de 9 km, parte por caminos, parte por senderos, parte por carreteras locales, en el que se han instalado diversas tallas de madera que reproducen figuras de la mitología asturiana: los trasgos, el diañu burlón, el pataricu, el sumiciu, el busgosu, el cuélebre..., además de carteles explicativos de cada una de ellas, así como de algún otro punto de interés a lo largo del camino. Integradas con criterio en el entorno, las esculturas se convierten en un atractivo especial para hacer la ruta con niños.
Os dejo algunas fotos del recorrido:
Una vista del valle:
La talla del Sumiciu, un duendecillo del hogar que hace desaparecer (“sume”) los objetos y hasta, si se vuelve perverso, a los niños:
El Nuberu, que juega con el tiempo, repartiendo sol, nubes y tormentas según cómo se le haya tratado:
La Llavandera, una aparición nocturna relacionada con los ahogamientos en los ríos:
Esta cruz se encuentra en el camino entre Ardisana y Ricaliente y marca el punto, en una empinada cuesta en mitad del bosque, donde paraban a descansar y rezar un responso las comitivas fúnebres que subían a los fallecidos en el valle hasta el cementerio de Villanueva:
El Busgosu, mitad hombre, mitad carnero, que se relaciona con inclinaciones lascivas 8):
Y finalmente, la talla que cierra el recorrido en el pueblo de Ricaliente, la Castañera, situada en una plaza con un precioso conjunto de hórreos:
No están todas, ni mucho menos, ni tampoco todos los rincones interesantes de la ruta, pero sí una muestra que espero que os guste .
Un saludo.
Os dejo algunas fotos del recorrido:
Una vista del valle:
La talla del Sumiciu, un duendecillo del hogar que hace desaparecer (“sume”) los objetos y hasta, si se vuelve perverso, a los niños:
El Nuberu, que juega con el tiempo, repartiendo sol, nubes y tormentas según cómo se le haya tratado:
La Llavandera, una aparición nocturna relacionada con los ahogamientos en los ríos:
Esta cruz se encuentra en el camino entre Ardisana y Ricaliente y marca el punto, en una empinada cuesta en mitad del bosque, donde paraban a descansar y rezar un responso las comitivas fúnebres que subían a los fallecidos en el valle hasta el cementerio de Villanueva:
El Busgosu, mitad hombre, mitad carnero, que se relaciona con inclinaciones lascivas 8):
Y finalmente, la talla que cierra el recorrido en el pueblo de Ricaliente, la Castañera, situada en una plaza con un precioso conjunto de hórreos:
No están todas, ni mucho menos, ni tampoco todos los rincones interesantes de la ruta, pero sí una muestra que espero que os guste .
Un saludo.