Muy buenas,
Hace tiempo que os sigo desde la penumbra, como un "infiltrado". Siempre había tenido el buen sentimiento de poseer una olympus, ya desde pequeño, ya que mi padre poseía una fantástica OM-10. Es el recuerdo de mi primera cámara, hasta que unos señores ajenos a la familia decidieron entrar en casa y cambiar la ubicación habitual de los objetos más preciados, entre ellos "la cámara". Vamos que entraron a robar...
Con el tiempo, y sabiendo que tenía afición por el mundillo fotográfico, mis padres por uno de mis cumpleaños decidieron regalarme una Nikon F65 con dos objetivos de kit. Sin palabras... ;D
Con la era digital, lo analógico tenía los días contados, por lo que ahorré debidamente para hacerme con los servicios de una D90, no antes sin dudar entre ésta y una Olympus E-620.
Esa duda, reprodujo aquel buen sentimiento de la OM-10, por lo que finalmente decidí tener una segunda cámara para llevar siempre encima. Era el turno de Olympus y su E-PL1.
Sorpresa la mía, ¡maravillosos adaptadores OM de su existencia! ,y dada su compatibilidad, surqué el océano de Ebay para cerrar el círculo, y volver a tener entre mis manos una OM-10 y unos cristales Zuiko OM, es preciosa.
A día de hoy sigo aprendiendo (nunca es suficiente), para mostrar esa imagen que has visto y sentido. He llegado a la conclusión que no importa la cámara, sino poder volver a reproducir aquello que sentiste.
Ahora sí, puedo decir que soy, con orgullo, OLYMPISTA
Hace tiempo que os sigo desde la penumbra, como un "infiltrado". Siempre había tenido el buen sentimiento de poseer una olympus, ya desde pequeño, ya que mi padre poseía una fantástica OM-10. Es el recuerdo de mi primera cámara, hasta que unos señores ajenos a la familia decidieron entrar en casa y cambiar la ubicación habitual de los objetos más preciados, entre ellos "la cámara". Vamos que entraron a robar...

Con el tiempo, y sabiendo que tenía afición por el mundillo fotográfico, mis padres por uno de mis cumpleaños decidieron regalarme una Nikon F65 con dos objetivos de kit. Sin palabras... ;D
Con la era digital, lo analógico tenía los días contados, por lo que ahorré debidamente para hacerme con los servicios de una D90, no antes sin dudar entre ésta y una Olympus E-620.
Esa duda, reprodujo aquel buen sentimiento de la OM-10, por lo que finalmente decidí tener una segunda cámara para llevar siempre encima. Era el turno de Olympus y su E-PL1.
Sorpresa la mía, ¡maravillosos adaptadores OM de su existencia! ,y dada su compatibilidad, surqué el océano de Ebay para cerrar el círculo, y volver a tener entre mis manos una OM-10 y unos cristales Zuiko OM, es preciosa.
A día de hoy sigo aprendiendo (nunca es suficiente), para mostrar esa imagen que has visto y sentido. He llegado a la conclusión que no importa la cámara, sino poder volver a reproducir aquello que sentiste.
Ahora sí, puedo decir que soy, con orgullo, OLYMPISTA
