Yo también me he fijado en el precio...

, si el consumidor supiese a como se paga ese precio al agricultor...
La cara de la última es digna de una película de serie b, el reflejo hace inquietante el semblante.
Para mí, "la foto" es la primera... con esa señora que toda la vida ha comprado en el mercado, que gusta de ver el producto, de indicar como quiere el corte, que se lleva a casa sólo lo que necesita y que acude al mercado en busca de un buenos días, un parece que va a cambiar el tiempo, un que tal doña Matilde, hoy le recomiendo el pollo, fresquíiiiiisimo.
Es la esencia del mercado, las relaciones propias de los humanos, el interactuar con el semejante... todo eso que se pierde cuando compras mirando una cámara frigorífica, eliges la bandeja que se acerca a lo que necesitas, aunque te lleves dos filetes de más, lo echas en tu carro que has tenido que coger en una fila interminable de carros de metal frió, y finalmente te diriges a la caja, con suerte habitada... donde una sonrisa te pregunta si quieres que te cobre una bolsa de plástico, mientras le dices que vas a pagar con tarjeta... pase la tarjeta y marque el pin, por favor...mecánico, inhumano, frio, sin contacto.
Esa foto es de lo poco que nos queda de humanos, la especie se dirige a la extinción, nos ganan las máquinas mientras nuestra cultura se reduce a ganado que consume y no interactúa con sus semejantes.
El primer plano es la señora, el segundo plano es la juventud medio desenfocada del fondo, con sus carros y su espera resignada a ser atendidos, incluso el niño ajeno a su industrialización, luce su camiseta de fútbol que lo hace partícipe de la masa, no hay trato personal, uno, otro, otro, siguiente... ahora toca así.
Me he pasado, posiblemente, pero me ha llenado la foto.
Un saludo.