El domingo, como quien no quiere la cosa, tropecé con Milady cortejando río arriba. El macho, que debía andar con varias preocupaciones, se escondió de inmediato en la orilla, pero ella, altiva y señorial, como corresponde a su real dignidad, sostuvo un instante la mirada de mi cámara con gesto de "¡Tú también por aquí? ¡Es que ya no tiene una intimidad!", y acto seguido, recorrió apuradamente el camino de su pretendiente ... Dos disparos y ninguno con la piedra entera, qué se le va a hacer :-\.
Saludos.
Saludos.