Un magnífico retrato de personaje inanimado que además no sonríe. Buen reflejo y sin estridencias de su dura vida pisando caminos y piedras, donde gracias a la iluminación has conseguido disimular las arrugas en su cara. Me resulta un poco incómodo no saber dónde tiene fija la mirada, o si su otro perfil puede ser más atractivo.
Bueno, ya no se me ocurren más cosas salvo una pregunta: ¿Por qué casi nunca se muestran los zapatos por el talón/tacón? Ya sé que no es tan estético, pero ... ¿Tan feos resultan? Quizá igual que cuando se muestran "de cara".
Por resumir, una estampa que, aunque solo está a la altura del betún, no es peyorativo en este caso.