Los muros del castillo de Villafranca se encuentran plagados de las cicatrices de la guerra. Esta importante posición volvería a verse envuelta en los terribles combates de la Batalla de Brunete, en el verano de 1937, En la actualidad, la zona esta ocupada por fincas privadas, cotos de caza, picaderos de caballos. Todo esta cercado por vallas y alambradas que impiden el paso. La fortaleza sólo puede verse desde la distancia, pero su silueta sigue transmitiendo una fuerza y magnetismo especiales. No resulta del todo difícil imaginar a las tropas de choque de Iruretagoyena subiendo las rampas que llevan a las murallas y torre del homenaje donde yacían, muertos o heridos, numerosos combatientes internacionales.
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