Van pasando los días, hay mejoras, pero son lentas. El acompañante, por ser una familia poco extensa, no tiene prácticamente quién le pueda sustituir y pasa alrededor de 20 horas diarias en el hospital. El micromundo del acompañante se enriquece poco a poco dentro de los muros de hospital, conoce pautas de comportamiento, prevé la actividad de las diferentes acciones sanitarias y de supervivencia, ayuda al enfermo, lee, comenta vivencias con el resto de enfermos y acompañantes con las que comparte su nuevo mundo, y... espera, espera mientras los días se convierten en ciclos de tiempo pautados por la actividad del hospital.
El acomapñante. Habitación por Tonigp, en Flickr
El acompañante. Mueble por Tonigp, en Flickr
El acompañante. Pulsadores por Tonigp, en Flickr
El acompañante. Enferma por Tonigp, en Flickr
El acomapñante. Habitación por Tonigp, en Flickr
El acompañante. Mueble por Tonigp, en Flickr
El acompañante. Pulsadores por Tonigp, en Flickr
El acompañante. Enferma por Tonigp, en Flickr