La pasada madrugada, como alguno sabéis, estuve en un antiguo pozo minero en Olloniego (Asturias), en el exterior del pozo, accedimos a lo que en su día fueron duchas, vestuarios y guardaropas de cansados mineros. Caminamos por un pasillo lleno de agua, barro, latas, botas y cascotes del techo y paredes; yo iba el último de la expedición... Al girar por uno de sus pasillos escuché un ruido como de pisadas, como de alguien corriendo pero con sigilo, me giré rápidamente alumbrando con la linterna y me encontré con una puerta que daba a un patio a pie de monte, al quedarme quieto sentía el viento entrar por aquella puerta y fuera... la oscuridad y el silencio... Hice de tripas corazón, hundí el trípode en el barro, calculé rapidamente todo lo necesario y apreté el disparador..
Recogí el equipo todo lo deprisa que pude y me alejé de aquella puerta en busca de mis compañeros, pero me alejé sin dar la espalda a aquella puerta de donde había venido el ruido.
Recogí el equipo todo lo deprisa que pude y me alejé de aquella puerta en busca de mis compañeros, pero me alejé sin dar la espalda a aquella puerta de donde había venido el ruido.