LA CHICA DE IKEA
había una vez, una pareja de fotógrafos, eran fotógrafos, y eran pareja
y verlos fotografiar por las calles era ver bailar el mundo
ella era bajita, y tenía una pequeña cojera, que ya de por si parecía que llevase su propio baile personal
él cuando ella hacía fotos no tocaba su cámara, tenía las manos libres porque ella a veces le decía cosas para que le ayudase con las fotos, ya tenían sus propias palabras claves y no necesitaban más para saber qué había que hacer
- ponte (delante cuando quería hacer una foto pero que nadie supiese que se la estaban haciendo y le usaba de maniquí)
- sube (cuando necesitaba que él la subiese para tener el ángulo desde el que ella quería hacer la foto)
- baja, cuando tenía su foto,… y quería seguir explorando
- manos, cuando había un muro o algún sitio donde ella necesitaba subirse para ver mejor o hacer las fotos desde las alturas, porque le gustaba cambiar los ángulos, no ver siempre las cosas desde el mismo punto de vista
así que cuando iban ella de fotógrafa y él de ayudante, … había una especie de danza entre artística, emocional, … que hacía que uno quisiese ser fotografiado por ella sólo para verlos bailar, aunque uno nunca haya sido el más fotogénico del mundo, pero en este caso lo bonito estaba tras la cámara…