Siempre veo el Popo desde el Noroeste, por lo que el amanecer me pilla siempre a contraluz. Aprovechando un viaje a Puebla probamos a subirnos a la terraza del hotel al amanecer, a ver si podíamos observar este volcán en buenas condiciones. Y lo conseguimos: el Popo tenía su característico penacho de humo, y en primer plano veíamos las cúpulas de las infinitas iglesias de Puebla.
Una hora después ya estaba completamente cubierto de nubes.
Una hora después ya estaba completamente cubierto de nubes.