Las granadas se prestan muy bien como modelo fotográfico, y personalmente me gustan más las que tienen algún defecto, roces con las ramas, están empezando a abrirse, etc.
Las mejores, si se tiene ocasión de conseguirlas, son las que se crían silvestres, son amargas y no se pueden comer, pero su aspecto es más fotogénico y además se pueden coger con algo de ramaje o en grupos, que siempre da más posibilidades. También puedes guardarlas durante bastante tiempo para usarlas en diferentes composiciones.
En cualquier caso, a mí me gusta cuando fotografío estos frutos abrir alguna y dejar unos granos como caídos al azar.
Está muy bien, tal vez habría que trabajar un poco la iluminación, pero como en otras ocasiones, eso es cuestión de gustos.